Michael Corner y Adrian Pucey van a la biblioteca para hacer un trabajo de Criaturas Mágicas. Michael no puede quitarse a alguien de la cabeza. Regalo de cumpleaños para Roxy Scamander.
Bernard Pucey se niega a colaborar con los mortífagos, por lo que pone a su familia en peligro, y no tiene otra alternativa que autoexiliarse en Francia con sus cuatro hijos: Adrian tiene un secreto que no quiere confesar, Gabriel parece saberlo todo, Owen quiere ir a Hogwarts y Sebastian comienza con las manifestaciones de magia espontanea.
Adrian no acostumbra a mostrar sus sentimientos, pero, a veces, simplemente es necesario que se trague su orgullo y le dé un abrazo.
—¿Qué es lo nuestro, Adrian? Es la pregunta que lo aterra desde que comienza esa extraña simbiosis. Se necesitan y sentirse constantemente, por alguna loca razón del destino. Tienen una especie de complicidad, como si solamente ellos dos supieran un secreto que los demás desconocen.
Porque aunque se enfade con él, lo único que le preocupa es su seguridad aunque nunca se lo haya demostrado. Y ese día, cuando escucha lo ocurrido, no puede evitar ir corriendo en su busca.
Meses después cuando el final de la guerra comienza a acercarse, Adrian Pucey se encuentra entre los refuerzos que lleva el profesor Slughorn a Hogwarts y demuestra que no todos los estudiantes de Slytherin se encuentran con los mortífagos.
Adrian Pucey presencia el fin de un régimen de terror y Michael Corner presencia el principio de una nueva oportunidad. Curiosamente, todo se da por causa del otro.
Su vida se marchita cuando llega el otoño, Michael no puede hacer nada para impedirlo.
Le guste o no, Michael es un superviviente.
Frunces el ceño y sueltas un bufido. No te gusta que repare en esos detalles tan insignificantes. Detalles que los demás pasan por alto, excepto yo. Quizás, es porque el resto del mundo no te completa del mismo modo que lo hacen mis ojos.
De Adrian, Michael ha aprendido muchas cosas. Aprendió a las malas que las cosas nunca salen como las planeas y que por eso es mejor no hacer planes. Porque él en su día no planeó enamorarse de Adrian y el hecho de que ocurriera le trajo muchos quebraderos de cabeza. Pero con el tiempo ha dejado de planear las cosas, y todo ha salido bien.
Adrian no puede negar que está enamorado de Michael y Michael no quiere dejar pasar la oportunidad para pedírselo de una vez por todas.