Summary
Pero Sangaku no se lo permite, porque atrevido, osado, lo toma de la mano, cambiando la mueca severa de hace un rato por una galante y sacándolo por segundos de balance, para enseguida sujetarlo firmemente y mirarle con un cariño que desvanece los cimientos del otoño que poderoso se ha impuesto en la región de Hakone. Mientras siente por primera vez al miedo ceder al caer la noche.