Summary
Tener un hijo que es despreciado por tu familia es muy duro porque te sientes dividida por dos sentimientos; aquel que ha ido madurando mientras te inculcaban unos ideales y el otro que se crea cuando coges entre tus brazos a un pedacito de ti. ¿Cual es más poderoso? ¿Puedes vivir habiendo renegado de tu propia sangre? ¿De tu hijo?