Summary
Cuando un demonio desea a una mujer no descansará hasta tenerla, es simple pero cierto. Pero, ¿Acaso esos ojos rojos que la visitaban cada noche querían decir que...? Hinata miró su vientre y después acarició el pelaje del zorro. En una dinastía de deber ella se removía en las cenizas de su roto corazón. Su destino había sido pactado sin darse cuenta.