Penélope y Leah. Un apellido y un mismo dolor en el corazón, provocado por un amor infructuoso.
Le gustaba el silencio, porque solo él era testigo de las miradas cargadas de afecto, los roces que palpitaban el corazón y las sonrisas llenas de felicidad.
Natsume puede decir que ese lazo que une a Tsubaki y Azusa, no altera su vida. No, porque él tiene a Subaru.
Desliza su mano hasta el rostro de Raidô y con la punta de su dedo índice acaricia el inicio de la quemadura; ahí donde se arraiga su melancolía y la inseguridad con respecto a su aspecto. Se acerca con cautela y roza sus labios con parsimonia.
Esas son las únicas conexiones que la unen a su abuelo paterno: Los recuerdos que tienen de él las personas que han vivido más años, y las memorias que Kakashi-san guarda con recelo en su corazón, pero que las comparte con ella cada vez que visita a su padre en la Torre del Hokage.
Para él, Hana no solo quiere decir: "Nariz". No. Significa alegría, retazos de sonrisas, momentos de dicha que le dan la ilusión de que la felicidad es tangible.
Kurenai sonríe al compás de la música rock y los besos de Asuma; que saben a cigarrillo y a palabras no dichas, pero que cuentan miles de historias.
Ella evoca en él un sentimiento que va más allá de su propia compresión.
Para Jack, Charlotte es un metro sesenta y ocho de belleza sencilla e inteligencia. Es amable y también seria, tomando descansos para ser graciosa.
Esa mujer desprende un encanto que consigue perturbarlo profundamente.
Mientras siga contemplando a Hayley y escuche los latidos del corazón del bebé, él siempre se permitirá ser feliz por unos instantes.
Ellos no eran nada más que unas marionetas, hasta que Miguel decidió cortar los hilos que los ataban a Barthez.
La ama y lo admite con la misma seguridad de afirmar que el cielo es azul, o que sus labios aún tienen el sabor a café que tomaron esa mañana.
Le duele no poder estar con las dos, porque estar con una, equivale abandonar a la otra.
Sunny puede ser muchas cosas. Pero sobre todo, es amor para él.