La manera en la que le decía todo, lo trataba como si realmente importara, tomando lo poco que Watanuki podía ofrecerle y guardándolo como si fuera algo preciado. Sus momentos juntos se sintieron como un sueño, envueltos en brillantes colores.
En sus manos siente el pequeño objeto, es frío y tiene una textura lisa, bastante ligero en realidad y refleja la luz de manera suave creando unas figuras geométricas en su palma, lo consideraría más bonito sin el nerviosismo de que le puede quitar a su mejor amigo, porque incluso si afirma que es una tontería creer en eso la mínima posibilidad que funcione lo hace sudar frío.
-Riddle, me estoy cansando de esto, ambos sabemos que no te intereso realmente y sólo no soportas alguien no te preste atención que quieres. Tú ni siquiera puedes querer a alguien de esa manera- la voz de Harry sale harta, como su ya le hubiera explicado esto miles de veces, sientes que tú sonrisa vacila un poco al escucharlo.
Una persona de muda a la casa que hay a tu lado, resulta tan única, puede resultar una aventura algo descabellada convivir con ella. Lo bueno es que la ves solo una vez a la semana ¿o no?.
Ella tiene las pestañas más bonitas que hayas visto, pero no son tuyas.