Porque todos los Lovegood tienen esa mirada. Esa que, una vez hecho contacto con esas pupilas, nadie olvida. Y aunque Lorcan se deje crecer el flequillo o entorne tan a menudo los ojos que la gente a veces dude su color, no puede esconderlo.
A veces, generalmente por las noches solitarias donde a bebido un trago de más, puede volver al pasado.
Hubo un tiempo, sepultado ya por el pasar de los años que nadie recuerda, donde dos jóvenes jugaron a quererse a pesar de que no se pertenecían. Donde solo existía el hoy, y no el mañana -aunque no habría mañana para ellos, a pesar de que no lo supieran-
Los abrazos transmiten seguridad, cariño y te dejan con la piel hormigueando, o al menos eso sentía Harry cuando Hermione le abrazaba. H/HR.Mi primer fic.