Que no pueda tocarte ni en canciones.
Permitiendo que su capricho transforme de modo positivo ese noviazgo veraniego regado por la lluvia de un cielo amargamente nublado.
Miedo es un sentimiento que te permite ver tus limitantes a través de un estado miserable y desastroso de tu temple y autocontrol. Es un medio que determina el nivel de conciencia en el ser humano. En Nine los factores que pueden llegar a presentarse si su duo comienza a multiplicarse
Las barreras caen, desfragmentándose, dejando correr al viento a una velocidad lenta que apenas si se lleva el aliento pesado que a Mibuchi no permite respirar. Y al hombre que le ha arrebatado la oportunidad de consolar a un rey que no llora ya más.
Pero Enoshita piensa que los sueños ya rotos pueden traer nuevos que puedan cumplirse.
Haciendo reír a Manami que complacido admira como el viento, su amigo, mece las estrellas brillantes encerradas en los ojos de Sakamichi en medio de aquel verde paisaje. Manami Sangaku/Onoda Sakamichi
No hay goteras en la casa de Kofuku, ni algún vaso o jarrón derramados sobre el tatami. Ese pequeño lago acumulado a los pies desnudos de Yukine no es más que el producto de su llanto.
La voz de Otoya es dulce, alegre, dichosa. Cada vez que los labios se separan y las cuerdas vocales se estremecen, una melodía diferente nace, la cual se archiva directo en la profunda mente de Tokiya. Y entre todas ellas, hay una que se yergue como su favorita. Siendo esta la que arma y genera cada vez que lo hacen en cualquier parte y a cualquier hora. Justo como ahora.
Porque no quiere admitir que se trata de algo semejante al amor, y no a una vil sensación que justifique su terquedad. En medio de ese camino por el cual van.
[DEDICADO A VIOLET STWY] Es extraño si lo piensa, como hace nada la lluvia había cubierto todo, tragándose el brillo de esa enorme pelota radiante. Y no sabe sí fue por la presencia de esa niñita o qué, lo que hizo desaparecer al agua. Pero sí estaba seguro de algo, y eso era de que Kagura era como el sol, ardiente, capaz de quemarle y causarle cáncer de piel.
Envolviendo Yato la mano izquierda en el mentón de Yukine, haciéndole girarse lo suficiente para verle la tez hecha un poema. Teniendo así oportunidad de friccionar suave en un toque ligero sus labios contra los de él, para besarle cariñoso la punta de la nariz congelada por la brisa de febrero danzando a sus alrededores.
Ha pasado un mes desde que se graduaron, y Sousuke, bajo el sol de un mediodía de septiembre, con esos taciturnos ojos de corrientes aguamarina, se pregunta solo una cosa: "Rin, ¿lo estás haciendo bien?"
Aquella mañana, cuando el sonido agudo y lineal del timbre sonó repetidas veces levantándolo de la cama, sacándolo de esa posición fetal cubierta por las sábanas, Haruka nunca imaginó que la resolución a sus dilemas e incógnitas, a esa masa negra instalada en su cabeza, aparecería justo en su cara. [Ubicado tras el episodio 11]
La seriedad en la cara de Haruka rompieron por completo la tensión y seriedad del momento, y ello, a pesar de que no parecía el caso, hizo feliz por completo a Matsuoka.
Mientras que en lo profundo del océano aquella caricia le calienta los labios a un mítico animal que escondido entre corales de múltiples colores oye a Rin llorar. [AU][mermaid!Haru/police!Rin]
Otro beso que contesta Okita, aceptando un castigo y el afecto que repudia pero del cual si le faltara no podría vivir. Olvidando tras ello a la muerte parada de bajo del cerezo que le mira deseosa en la mitad de una noche que ilumina a dos hombres.
Es algo que Sousuke ya no piensa ni razona. Cuando abandona los trémulos labios de Matsuoka.
No definitivamente no hay juegos, ni barreras, pues ha sido el mismo Tetsuya quien las ha destruido allí ante ella.
Las atenciones al cuerpo de Matsuoka continúan, y Haruka más tranquilo se dedica a complacerlo, pero sobre todo a complacerse él mismo al haber frenado las actividades de limpieza iniciadas por Rin hace más de una semana y de las cuales ha dado, de forma peculiar e interesante, con la manera apropiada de eliminarlas de su vida diaria.
El éxtasis gorjea a través de las arterias que aceleran el ritmo cardíaco en Tsukiyama. El momento de la cena ha arribado hasta su mesa.