Es el cumpleaños número 100 de Myrtle, pero nadie parece haberse acordado. Cuando va a ser un día como cualquier otro en su triste existencia, alguien viene en su ayuda para hacerlo un poco más memorable.
Ha sido una situación extrema la que ha hecho hacerles ver lo parecidos que en el algún momento han llegado a ser y lo conectados que están. Nadie debería pagar tras una vida de sufrimiento. Snape así al menos lo creía y estaba dispuesto a ayudarle.
De cómo un simple castigo en las mazmorras del profesor Snape se puede convertir en algo raro de verdad.
En ese momento entre la espada y la pared, entre la vida y la muerte, nada es como antes y cualquier época pasada es mejor que la anterior. Y es en esos momentos cuando sale a relucir nuestro verdadero ser, nuestro peor yo.
San Valentín y Dominique no tiene pareja. No la necesita, pero Roxanne ha insistido tanto que le ha preparado una cita. Al final, Dominique no tendrá más que hacer que aceptar.
Un milenario objeto que ha desaparecido. Una institución al borde del colapso. Jóvenes perdidos en busca de ser encontrados. Y una mujer al frente de una misión, la misión para encontrar aquello que podrá salvar el futuro de la magia.
Un mismo inicio, dos caminos. De cómo pudo haber sido o de cómo no debió haber sucedido nunca. Errores del pasado, errores presentes que se convierten en esperanzas. Y al frente un hombre, un joven que ha de decidir su destino.
Un cometa en el cielo que altera la vida de todos. Dos mundos unidos a través de una puerta. Tres magos que viajan a una tierra desconocida. Y Siete Reinos que se desatan sobre la Tierra.
La guerra ha terminado para Harry, y aunque es de esperar que ahora todo volverá a la normalidad, no parece ser así, y esta vez es alguien del futuro quien necesita su ayuda.
Rumores. Son todo rumores. Hasta que nadie lo confirme, no será oficial. Pero para ellos, para todos ellos, es el preámbulo de algo peor, de algo que se les viene encima.
A Rita Skeeter le han asignado un nuevo trabajo, viajar a Hogwarts para cubrir la llegada a la escuela de El Niño Que Vivió. Nada volverá a ser lo mismo para Rita, que tendrá que hacer y decir lo impensable para conseguir su artículo.
Daisy está a punto de abrir su taberna, en un Londres tardomedieval sin tiendas mágicas ni espíritu comercial. Algo habrá que hacer para convertir su taberna en el punto neurálgico del comercio mágico londinense, aunque esa no sea ahora su preocupación.
Cabalga hacia Hogwarts y vuelve, un asesino legendario, un demonio dormido que ahora busca venganza. Un hombre a caballo con un único sello distintivo: un jinete sin cabeza.
Hermione tiene una cita a ciegas, ¡qué atrevida! Lo único que sabe del afortunado es que llevará como prendas un suéter de lana a rayas y un pantalón vaquero. Nada más.
Es noche oscura. Ninguna estrella brilla en el cielo. Y todo parece estar en calma, aunque Marlene no está segura.
Sólo Ron sabe la pura verdad, que su mujer es una pésima cocinera. Hará lo que sea por evitar una cosa: que Hermione descubra que a él no le gusta su comida.
Harry se dispone a despedir a dos de sus hijos, los cuales van ahora a Hogwarts. Será también una oportunidad para volver a verles, porque haciendo un repaso de sus últimos diecinueve años, se da cuenta de que las cosas no han ido bien.
Diecinueve años después del fin de la guerra, todo parece irle bastante bien a Harry Potter. Pero espera un momento, ¿por qué Draco Malfoy se le acerca en el Andén 9 y 3/4 para hablar con él? ¿Por qué parece enfadado?
Todos morimos algún día. Todos lo esperamos, aunque llegado el momento, nos cuesta asumirlo.
Ese primer día, esa primera clase, ese primer momento como profesores de la escuela. Ante un grupo de alumnos, ante ese miedo a no estar a la altura, a no ser lo que todos esperan, a ser un fiasco, un éxito o una decepción.