Sirius, Remus y Tonks viven juntos después de la guerra. Remus y Sirius son pareja y Tonks solo es su amiga. Se llevan muy bien. Sirius quiere tener hijos con Remus, Tonks se entera y se ofrece para ser ella la mamá, PERO Remus no está seguro porque él tendrá que ser el padre ¿los sentimientos previos de Tonks complicarán las cosas?

Seamus sonrió consiente de su broma interna. No era un secreto para nadie que ellos dos eran un punto aparte de los demás Gryffindor. Para nada sorprendería el que se enteraran de lo mucho que disfrutaban tener la habitación para ellos.

La sonrisa torcida que recibió era cuando menos inquietante, pero él solo optó por acomodarse mejor en su asiento. Sospechaba que el conductor lo tomó por la ruta panorámica solo para poder interrogarlo.

Marietta sacudió su cabeza; no debía pensar en Granger. No era sano. No era natural. Y no caería en excentricidades. Aunque ella sería la primera en admitir que no había nada malo en admirar la belleza femenina.

Y quizás su camino por Hogwarts había sido más largo y duro de como lo recordaba, pero lo curioso del presente es que siempre tiene una forma tan efectiva y simple de absorber todo lo demás que el olvidarse de los detalles del pasado es relativamente simple.

Un estrépito al final del pasillo lo hizo correr y lo primero que vio fue al invencible domador de dragones retorciéndose en una esquina mientras chillaba hechizo tras hechizo en medio del pánico. Ninguno acertaba y su oficina empezaba a parecer un campo de guerra. Inspeccionó la habitación buscando a las culpables y las vio correteando por sus paredes. Asquerosas cucarachas.

Los pequeños ojos azules te ven con asombro, una débil esperanza brilla en sus pupilas. Todo es hermoso por un segundo. Sabes que has cambiado su futuro, los pálidos moretones en sus mejillas y brazos parecen desvanecerse ante la luz de su tímida sonrisa.

Un escalofrío recorre tu cuerpo cuando sus grandes ojos verdes voltean y capturan tu alma. ¿Ser adorable es parte de sus artimañas? Seguramente sí.

Todo era absolutamente perfecto, el ambiente y la música suave hacían que la belleza de la mujer acurrucada en el sofá resaltara aún más. Ella era realmente hermosa, toda curvas y mejillas rosadas. Con el temblor que recorría su cuerpo emulaba perfectamente a un ratoncillo atrapado.

La pequeña criatura simplemente la observó con sus grandes ojos color violeta, movió alegremente sus diminutas orejas y, finalmente, se echó panza arriba buscando ansiosamente mimos de su parte.

Por un momento consideró enviar el documento sin sellar, pero maldita sea si Percy Ignatius Weasley se permitía así mismo el fallar de forma tan descarada en los procesos.

Remus reprimió el gruñido que quería salir de su pecho, llevaba días sin dormir bien y la presencia de Black no estaba ayudando a aligerar su agrio humor. Apretó los dientes y colocó su mejor sonrisa antes de acercarse al chulo hipocondríaco que conocía bien.

Draco observó perplejo a la figura rubia delante de él. Lo que menos esperaba encontrar al cruzar la puerta de la oficina de su psicobruja habitual era a Lunática Lovegood.

Lo que había pensado inicialmente como las mejores vacaciones de la vida probó ser una vil mentira rápidamente. No era como si no se estuviera divirtiendo con su hermano en Rumania, decir lo contrario sería exagerar. Pero ciertamente no había esperado que su propia sangre lo engañara de esta vil forma.

Lo había logrado. El mundo entero se paralizó a su alrededor. Los rostros demacrados, y algunos de hijos de muggles completamente cenicientos, lo observaban en un estado de shock aterrorizado que era completamente comprensible. Diez años no pasaban en vano y el mundo mágico había perdido la esperanza hacía mucho.

Un año entero había pasado en un abrir y cerrar de ojos. Un año completo desde la lamentable caída del último símbolo de la luz. De nada habían servido sus largos años de espionaje. El arriesgar su pellejo a través de dos guerras había sido casi un chiste.

El sonido de hachazos enérgicos atrajo la atención de los residentes de los cuadros vecinos, en la mente de mas de uno rondaba el mismo pensamiento: es demasiado temprano para que Cadogan haga de las suyas.

El pensamiento no era nada nuevo, eran varias las ocasiones en las que su mente se dejaba llevar al estar junto al joven Potter. Y es que era difícil no perderse en sus pensamientos cuando los ojos verdes, grandes e impresionados, veían todo a su alrededor con completa adoración.

Sería tan feliz si solo pudiese lograrlo, si esa especie inferior se viese recluida a las sombras de la noche… Solo debían esperar por el momento en el que al fin lograse llegar a donde quería.

Esta había sido su tortura por muchos años, pero él al fin había llegado para liberarlo.