A fin de obtener su anhelado duelo con el espíritu del faraón, Kaiba no solo debe enfrentar el juicio de los dioses egipcios, sino que debe iniciar un viaje a su propio Mundo de las Memorias.
Cualquiera pensaría que Atem es el único rival indiscutible de Seto, y es bastante lógico, porque no cualquiera conoce de sus duelos versus los pequeños accidentes de su vida cotidiana.
Para el menor de los Kaiba, el fallecimiento de su hermano puede ser todo menos fortuito, y está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para probarlo.