No hay nada que pueda reducir a un demonio. Excepto, tal vez...un resfriado.
Dentro del corazón divino de Hakutaku, existe algo que bulle, porque los dioses asiáticos no son todos benevolentes, y del mismo modo que todo tiene su lado luminoso, cualquiera puede tener su lado oscuro, y el de Hakutaku es Kurotaku.
Hakutaku sabe lo importante que Houzuki es para él, aunque no sea de ninguna manera correspondido, y acepte ese papel que le ha tocado interpretar.
Desde hace mucho tiempo, Hakutaku lleva lidiando con un terrible problema. Una pesadilla que poco a poco ha ido ganándole terreno, que ha ido tornándose cada vez más fuerte, y que poco a poco va consumiéndole. A pesar de ser un dios, Hakutaku no puede evitar pensar que, por desgracia, está jugando a un juego al que será incapaz de darle la vuelta...[Houzuki x Hakutaku x ?] EN PAUSA
Cada año, en un día concreto, Hakutaku le da a Houzuki un detalle. Un poco de té. Algún pastelillo. Alguna medicina gratis. Houzuki empieza a costumbrarse a esa rutina, pero sinceramente, quiere saber qué es lo que ocurre y por qué.