—Me quitaré las antenas—dijo Maya, de repente. La chica lo despertaba cada día contándole una idea más descabellada que la anterior. Hoy le tocaba a su pelo. Mitsuomi empezó a temblar, entre divertido y asustado. El tiempo había pasado lento y rápido, pero ambos seguían curando sus heridas, cada uno a su manera. (Post Manga)