Gracias a Kurama, Naruto tenía todo lo que podía desear. Pero una carta de Kumo y algunos recuerdos que la zorra, había sellado, lo convencieron de que faltaba algo en su vida, venganza. Afortunadamente, sabía por donde empezar, por Mabui, la futura esposa del Raikage.

En cierta aldea nacieron dos bebes gemelos. Estos bebes no podían ver, no podían oír, no podían hablar, no podían moverse. Ni siquiera podían llorar porque no tenían garganta. Pero aún si la tuvieran probablemente no habrían llorado, porque ambos sabían que eran capaces de sobrevivir.

Cuando el Mundo Ninja muere, Naruto queda devastado, pero sigue con su vida y se acostumbra a la soledad. Fue ahí donde enfrentó al mayor enemigo de todos, el aburrimiento. Pero tal vez cuando se una a cierta Diosa Conejo, las cosas se vuelvan realmente entretenidas.