Jugando y sin darse cuenta es como habían llegado los dos ahí, pero ahí había algo, algo horrible y que no quería volver a ver en toda su vida.
A ninguna chica le gusta que los demás quieran que su novio esté con otra, pero lo que los demás quieran no importa, siempre y cuando él la quiera.
¿Como es que ella había terminado así? Ella, que siempre había soñado casarse de blanco. Ella, que añoraba ser una niña bien, casi como una princesa. Ella, que soñaba con los cuentos de hadas, con su príncipe azul y su "vivieron felices por siempre..."
Un pequeño reto con un resultado desafortunado. Una consecuencia inesperada que le ha robado la humanida a Astoria... peor para Draco no importa si su niña es humana, veela, mujer lobo o lo que sea... para él siempre será su princesa.
—¿Jugamos a las escondidas, Malfoy? —preguntó Astoria de forma traviesa. —Escondete bien, Greengrass. Que si te encuentro no te la vas a acabar —respondió él, dispuesto a atraparla y no soltarla de nuevo.
No, no era la mejor navidad de sus vidas. Seguían con frío y aun quedaba mucha noche por delante para sobrevivir, pero al menos estaban juntos. Por primera vez en la vida estaban juntos, solo ellos dos, y lo mejor del caso es que no estaban matándose...
Porque pasara lo que pasara ella lo esperaría sin importar el tiempo que se tardara; fuera un vida o un par de horas, lo amaba demasiado.
Porque por más bien planeadas que creas tener las cosas algo puede salir mal y las consecuencias tendrás que pagar... ¿Verdad, Parkinson?
La niña bonita está sufriendo porque ya se ha enterado de todo y pronto se darán cuenta que ella no lo puedo sacar de su cabeza, que aún lo ama pese a la verdad...
ahí estaban ellos, en la oscuridad, donde nadie los veía, donde nadie los juzgaba... donde no importaba quienes eran, solo importaba que se amaban.
—Todos perdimos algo... —intentó decir el chico.—¿Tú que perdiste Malfoy? —bramó la pequeña Greengrass finalmente mostrando algo de emoción, aunque la emoción que se había puesto a flor de piel era la de la rabia, el coraje y la indignación de que justamente Draco apareciera e intentara comprarse con ella.
Draco quiso a Hermione, no lo va a negar. Pero tiene sus fuertes razones para no estar con ella y haber escogido a Astoria en su lugar. Los sentimientos son algo confusos en ciertas ocasiones, pero raramente Malfoy sabe lo que quiere y ella debe entender.
"Si lloras, es real y si es real... él se ha ido..." —Si lloro, es real y si es real... significa que él se ha ido, Daphne y no, me niego a aceptarlo...
Draco Malfoy no daba crédito a lo que le había ocurrido aquella noche de Halloween de 1994 cuando estaba sentado en un aula vacía en espera de Greengrass... Aquello había sido con toda la saña del mundo y vaya que mataría Daphne por eso... ¿o quizás no?
Una cosa era dejar que le diera un beso, una caricia o incluso que se propasara un poco, pero de ahí que ella quisiera algo serio con él... ¡No! Había un abismo entre ambas cosas. Ella solo aguantaba su cortejo, pero no era porque le gustara, para nada. Aunque quizás...
Hace un año atrás se le había puesto un punto final a la historia más tétrica y oscura por la que había pasado el mundo mágico. Hace un año atrás todo era melancolía, tristeza y resentimiento salpicando con chispas de insípida esperanza. Esperanza que había llevado a todos a estar en ese momento
Era posiblemente lo más ilógico que Draco había presenciado en su vida. ¿Bailar en esos momentos cuando deberían de estar llorando? No lo entendía y quizás no era necesario entenderlo, porque se sentía... se sentía algo que no se podía explicar.
Porque lo único que le pedía Astoria era que la dejara estudiar en paz... pero él era demasiado insistente en todos los sentidos habido y por haber. Aunque si ella se lo pedía... ¿lo podría hacer?
Aquella situación era la más ridícula que Draco hubiera llegado a imaginar, todo por no lavarse los dientes. ¡Merlín! Quería que la tierra se lo tragara en ese instante.
Astoria era la persona más honesta que Draco hubiera llegado a conocer jamás, por eso siempre estaba convencido de que ella le decía la verdad, aunque en veces no le agradara.