Rosas. Lluvia. Madera quemada. ¿Así olía el amor? Los sentidos se podían manipular fácilmente, Draco lo sabía muy bien y aunque no era invulnerable, tampoco era un tonto como para no saber diferenciar entre cualquier mujer y Astoria.
Ser mortífago no es lo que Draco esperaba. Para ser honestos, ya ni siquiera puede con su alma. Lo único que quiere es algo que lo ayude a seguir viviendo, que le de esperanza. Quizás aquellos ojos verdes le ayuden en algo. Verdes esmeraldas, como los de Potter... No, son más bien verde hierva.
[Halloween] Una promesa es una promesa, sin importar cuantos años hayan pasado o que tu marido vaya a desquitarse con algún elfo por tus actos. Cole lo hubiera dado todo por ella... No, Cole Greyback lo había dado todo. Lo menos que podía hacer era cumplir aquel último deseo del chico.
[Halloween] Contar historias de terror atrae a ciertas presencias sin importar el lugar en donde estés y muchas veces lo que vemos a nuestro alrededor no es lo que parece. Draco posiblemente jamás sepa lo que pasó y Astoria mucho menos.
[Halloween] La chica de cabello oscuro y piel pálida como la leche. Si, esa de los labios rojos como una jugosa manzana. Ella que sobresalía por su belleza en aquella fiesta de disfraces. Draco la quiere poseer y como buen Malfoy caprichoso que es, no acepta un 'no' por respuesta.
[Halloween] Esta historia participa en el reto "Mi peor pesadilla" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. - Ella solo quería amarlo. No había nada malo con eso, ¿cierto? Uno no decide a quien darle el corazón. Entonces, ¿por qué esa chica loca la atormentaba para que no se le acercara?
Recorrió con la vista el lugar, sentado detrás de su escritorio. Su corazón respingó contra su voluntad y un escalofrío lo obligó a cerrar los ojos con fuerza. Intentaba olvidarlo. Todo lo que había pasado y todo lo que había hecho venía a su mente como las suaves olas del mar.
Él la ama y ella a él. Sencillo. Todo debería de ser perfecto, si no fuese porque él está casado con alguien más y esa guapa chica con la que comparte la cama de ser su amante no pasará.
El colegio ha terminado. No más clases. No más tareas. No más profesores que te digan algo que hacer. Sin embargo, no todo es chocolate sobre bombones de menta. Por muy rica que tu familia sea, tarde que temprano te tocará trabajar.
Se dice que a donde fueses has lo que vieses, porque cuando estás fuera de tu terreno, no sabes lo que te pueda pasar. Existen leyendas urbanas que, aunque creas en ellas o no, no deberías de ignorar si es que le tienes aprecio a la vida o a tu sanidad mental.
— Te sentías rara y fuera de lugar cuando estaba en esas escuelas muggle, porque obvio, tú eres una bruja —dijoRon, mirando a Hermione—. Aunque claro, todos somos iguales y eso no tiene nada que ver. Igual y solo te sentías rara porque eras rara... Digo, cuando estábamos en Hogwarts también te molestaba el estúpido hurón...
Ella era el patito feo en su colegio, la chica de que todos se burlaban y a la que molestaba, pero un día tuvo la oportunidad de cambiar, de volverse un cisne. Puedo negarse, pero escogió el camino fácil y al final descubrió que no... no lo valía.
Había un encanto particular, en verla ahí, con su cabello atada en una coleta alta, sin sus lentes y la pijama roja escarlata. Siempre le gustó comparar a la chica con el chocolate, aunque Mary era todo menos dulce, especialmente con él...
Lo que había entre ellos ya había cruzado la frontera de lo enfermizo como para ser llamado amor, pero aun así dolía porque siempre podido contar el uno con el otro sin importar que y ahora eso estaba por terminarse.
Ella sabía que él la engañaba, que se burla en su cara, pero... ¿Como decirle que era un cabrón infiel? Él la trataba siempre con sumo cariño, tan atento y complaciente sin importar lo que ella hiciera. ¡Oh! Astoria adoraba como mentía su esposo, porque incluso ella le creía.
Porque ellos se la viven peleando, mientras que yo solo observo.
Lo que hay en ti, no dejes ver, buena chica tú siempre debes ser. No has de abrir tu corazón... ¡Pues ya se abrió! ¡Libertad sin vuelta atrás! Aun quedaba una guerra que ganar, pero ella ya se sentía ganadora.
Draco era el primero que la había hecho sentir tantas sensaciones juntas y el primero que literalmente jugaba con ella, porque eso era lo que había hecho el niño mimado de los Malfoy, ir a jugar un rato con su muñeca. Que extraño era darse cuenta de eso...
A ninguna chica le gusta que los demás quieran que su novio esté con otra, pero lo que los demás quieran no importa, siempre y cuando él la quiera.
—¿Jugamos a las escondidas, Malfoy? —preguntó Astoria de forma traviesa. —Escondete bien, Greengrass. Que si te encuentro no te la vas a acabar —respondió él, dispuesto a atraparla y no soltarla de nuevo.