Mira, Potter, tienes novia! ¡Mira, Malfoy, tú también!... ¿Quien diría que 17 años después esas "novias" se volverían las esposas de los dos chicos? Astoria Malfoy y Ginevra Potter.
Como terminaron juntos? Era su obligación, era lo que todos esperaban de ellos... ¿Pero de verdad solo fue eso? No, crean o no se enamoraron de una peculiar manera... Él no era un basilisco ni ella era una serpiente, pero tuvo que pasar mucho para que se mostraran tal cual eran...
El matrimonio existe y el divorcio también. ¿Pero el amor? ¿A alguien le importa?... Tal vez a una soñadora bailarina que le han roto el corazón y no tiene nada que perder o a un ex-mortífago que lo ha perdido todo e hizo una promesa.
Todo iba viento en popa, los preparativos para el día de los enamorados eran perfectos para los Malfoy, pero justamente los hombres tenían que meter la pata. ¿Chocolates especiales para sus maridos? ¿De mujeres de dudosa reputación? ¡Ja! Ellas les mostrarían lo que eran regalos de verdad.
Ella sabía que él la engañaba, que se burla en su cara, pero... ¿Como decirle que era un cabrón infiel? Él la trataba siempre con sumo cariño, tan atento y complaciente sin importar lo que ella hiciera. ¡Oh! Astoria adoraba como mentía su esposo, porque incluso ella le creía.
Porque ellos se la viven peleando, mientras que yo solo observo.
Lo que hay en ti, no dejes ver, buena chica tú siempre debes ser. No has de abrir tu corazón... ¡Pues ya se abrió! ¡Libertad sin vuelta atrás! Aun quedaba una guerra que ganar, pero ella ya se sentía ganadora.
Si, el gran Draco Malfoy tenía gustos muy extraños y a su vez muy creativos. Un hombre expuesto al estrés al que él se exponía, necesitaba cambios en su rutina para no volverse loco.
Porque era inevitable que ellos terminaran juntos a pesar de todo. Las serpientes y los leones no se llevan, ellos lo sabían muy bien, pero lo habían intentado de formas, aún cuando era inevitable que él terminara con Astoria y ella con Ronald...
Si, esa horrible cosa roja que Draco tenía en su habitación, era lo único que Pansy podía llegar a detestar en el rubio, pero él tenía sus razones para no deshacerse de ella.
No era la primera vez que veía a Blaise tomar esa cosa y la curiosidad al final le pudo más. Irónicamente el café no fue lo que más le gustó en ese establecimiento Muggle.
Sé que lo sabes. Me conoces tan bien como yo a ti, pero no lo puedo soportar más. Tengo que confesarlo, Draco. Tengo miedo.
Se dice que a donde fueses has lo que vieses, porque cuando estás fuera de tu terreno, no sabes lo que te pueda pasar. Existen leyendas urbanas que, aunque creas en ellas o no, no deberías de ignorar si es que le tienes aprecio a la vida o a tu sanidad mental.
Porque el 24 de Abril de 1982 nació la pequeña princesa del príncipe de Slytherin, la pequeña Greengrass y futura señora Malfoy. Conjunto de viñetas, drabbles y one-shots sobre el cumpleaños de Astoria.
¿Cómo es que había terminado en aquel lugar? Bueno, Malfoy le había prometido que era un lugar donde ella no había estado jamás y le había ganado la curiosidad. ¿Tenía que decir más?
Draco era el primero que la había hecho sentir tantas sensaciones juntas y el primero que literalmente jugaba con ella, porque eso era lo que había hecho el niño mimado de los Malfoy, ir a jugar un rato con su muñeca. Que extraño era darse cuenta de eso...
Decía una vieja tradición que comer doce uvas a fin de año, justamente durante los últimos doce segundos era un ritual de buena fortuna. Se decía que con cada uva se podía conceder un deseo y como era de esperarse, todas las personas siempre tenían algo más que ambicionar, sin importar cuanto tuviera.
iñeta: Cuando Blaise les advirtió que no voltearan a ver, debieron de haberle hecho caso o al menos recordar que esas malditas cositas verdes con bolitas rojas estaban colgadas por todas partes del colegio durante navidad.
Scorpius iba rumbo a Hogwarts y ahora ella se quedaría sola en casa, sin nada que hacer y con su marido demasiado ocupado para ponerle atención. ¿Qué haría ahora que no estaba su hijo?
Draco Malfoy se ha distinguido siempre por ser un escéptico de primera, aun cuando fuese su esposa quien le aseguraba que aquel lugar estaba maldito; pero hacía falta que él experimentara el terror para darle crédito a su mujer.