Siempre han sido los mejores amigos.
Todo hubiese sido tan fácil si "bien" hubiese sido verdad. Si repetir una mentira muchas veces la hiciera cierta. Si los ojos de Haruka pudiesen engañarlos a ambos. Porque la realidad era que algo estaba definitivamente mal.
Resultaba irónico que cuando Rin tenía lo que siempre había querido, sólo desease que todo volviera a ser como antes.
Rocavarancolia estaba a salvo, prosperando diez años después de la derrota de Hurza y Harex. Pero no a todo el mundo le gustaba.
Perfetta Marie D'Ors es guapa. E inteligente. Y perfecta. Y maravillosa. Pero su vida no es tan fácil como parece a simple vista.
Haruka dibujaba, pero no había nada reconocible en sus trazos. Quizá un observador creyese ver algo concreto en lo que plasmaba, pero se equivocaba.
Rita se aburre. Necesita urgentemente hacer algo interesante. Y Dennis Creevey es la víctima ideal.
Rin ya no es el niño alegre que casi arrastró a Haruka a un relevo antes de irse a Australia. Haru no sabe por qué, pero si algo tiene claro es que es su culpa.
Ninguno de los dos quería luchar en esa guerra. Pero ambos sabían que era su única opción.
Últimamente, Terence no parece él. Y sus amigos están preocupados.
Iain agradecía la amabilidad de Leanne, pero sabía que no la merecía. Le estaba ocultando una parte de sí mismo muy importante, y esos gestos no tendrían valor hasta que ella lo supiera y lo aceptase... si es que lo hacía.
Shion abría la ventana de su dormitorio todas las noches, para que Nezumi pudiese entrar igual que la noche que se conocieron. Pero si él no llegaba, Shion sólo podía esperar.
Definitivamente, hubiera sido más práctico volver a la cama y dormir hasta que se pasara su mala suerte.
Últimamente, han pasado tantas cosas que Michael ya no está seguro de que lo que ha hecho sea lo correcto.
Ambos se necesitaban; formaban una extraña simbiosis sin la cual ninguno podría vivir.
Michael necesita un trabajo y Lavender necesita librarse de su hermano para poder salir. La solución es tan obvia que sería de idiotas no verla.
Aunque el mundo sea un lugar extraño, ella es una de las pocas cosas que Isaac Prewett entiende a la perfección.
Quizá Terence no pueda concederse tantos caprichos como los demás, pero hay algo que él tiene y ese engreído de Malfoy no: talento. Y es imposible que le quiten eso.
Los libros no le devolverán lo que ha perdido, pero pueden mitigar el dolor.
Rose Zeller es plenamente consciente de que ella no sirve para las relaciones estables. Por eso desde el principio y hasta el final es brutalmente sincera; sólo en ocasiones contadas hace una excepción. Como ahora, con Michael.